Participamos en la presentación de la “Guía de nuevos perfiles derivados de las nuevas regulaciones ambientales”, un estudio elaborado por el Clúster Catalán de la Moda (MODACC) que analiza cómo la legislación europea está transformando la salud laboral y los perfiles profesionales en el sector textil y de la moda.
«El sector textil tiene la oportunidad de ser uno de los que lidere con mayor claridad una de las transformaciones económicas más relevantes de nuestro tiempo: el paso progresivo de modelos lineales a modelos de circularidad».
Así lo expusimos durante la jornada sobre moda circular organizada por el Ajuntament d’Igualada y MODACC en el Igualada Fashion Lab, que reunió a más de 50 profesionales del textil, el cuero, el diseño y la administración pública.
Nuestro cofundador y CEO, Raimon Puigjaner, compartió nuestra visión sobre la necesidad de integrar la sostenibilidad en la estrategia empresarial, no solo como necesidad, sino como oportunidad y fórmula de resiliencia del negocio. Y en este sentido, la circularidad es uno de los temas clave.
Los retos que plantea esta integración, los nuevos modelos de propuesta de valor, la evolución de roles y funciones dentro de las organizaciones, así como las nuevas profesiones que están surgiendo, fueron el hilo conductor de su ponencia, que dio inicio a la presentación de la guía de nuevos perfiles elaborada por MODACC.
Y es que la moda ya no puede seguir funcionando como hasta ahora. Los datos son claros:
- La moda genera entre el 2% y el 8% de las emisiones globales de GEI.
- Una sola camiseta de algodón “consume” 2.700 litros de agua.
- Más del 80% del textil acaba en vertederos o incinerado.
- Hasta el 35% de los microplásticos marinos provienen del textil.
Y mientras tanto, consumidoras, inversoras y talento exigen transparencia, trazabilidad e impacto real. La pregunta ya no es si hay que actuar, sino cómo transformar esta presión en una oportunidad.
Nuestra respuesta en R4S es clara: La sostenibilidad no es un departamento. No es una certificación. No es una campaña de comunicación. La sostenibilidad es la evolución de los modelos de negocio tradicionales. Y eso significa dejar de verla como un coste o un sacrificio, y empezar a entenderla como lo que realmente es: un motor de competitividad, innovación y resiliencia.
Así lo trasladamos a la audiencia:
“No se trata de renunciar al crecimiento. Se trata de redefinir qué significa crecer: más conciencia de consumo, más ciclos, más durabilidad, más valor compartido”.
En el sector moda, en concreto, esto implica pasar de una producción lineal (extraer-fabricar-desechar) a modelos circulares que generen valor en cada etapa:
✅ Diseñar para la durabilidad, la reparación y la reutilización
✅ Apostar por materiales regenerativos y trazabilidad digital
✅ Explorar modelos de alquiler, segunda mano y servicios de mantenimiento
✅ Convertir residuos en recursos y cerrar ciclos de vida
✅ Colaborar con otros actores del sector para escalar soluciones
Y las empresas que lideran este cambio no lo hacen por altruismo. Lo hacen porque es rentable: las compañías que integran la sostenibilidad en el núcleo del negocio son un 400% más innovadoras que las que no lo hacen.
Estos fueron los mensajes clave que compartimos en Igualada:
→ La sostenibilidad es vital para garantizar la supervivencia de la empresa en un entorno cada vez más volátil y regulado.
→ La sostenibilidad es negocio, porque permite anticiparse a las demandas del mercado y convertirse en una ventaja estratégica.
→ La sostenibilidad es innovación, porque obliga a repensar productos, procesos y modelos de relación con el cliente.
→ La sostenibilidad es un proceso de transformación organizativa que requiere liderazgo, perseverancia y capacidad para movilizar equipos.
La moda puede liderar el cambio sistémico: con el 82% del PIB global generado por empresas, el sector privado es la palanca imprescindible para transformar el sistema.
Y el sector textil, con su capacidad de influencia cultural, su tradición innovadora y su impacto económico y social, tiene todo lo necesario para liderar esta transición.
Pero no puede hacerlo solo. Se necesita colaboración entre empresas, administraciones públicas comprometidas —como el Ayuntamiento de Igualada—, centros de formación y clústeres sectoriales como MODACC. Quien lo entiende, construye futuro. Quien no, hereda las inercias que nos han traído hasta aquí.